INCENDIOS DE LA COBERTURA VEGETAL

La alta diversidad biológica, la sostenibilidad de los recursos agua y suelo, así como algunas actividades humanas se ven afectadas en Colombia de forma notoria por los incendios. Este fenómeno se presenta de manera recurrente en gran parte del país, en especial durante los periodos secos prolongados, durante los cuales los ecosistemas tropicales húmedos y muy húmedos pierden parte de los contenidos de humedad superficial e interior, incrementando sus niveles de susceptibilidad y amenaza hacia la combustión de la biomasa vegetal que los compone.

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Existe una cultura generalizada de uso del fuego para diferentes actividades desarrolladas por las comunidades, algunas de éstas asociadas a la preparación de los terrenos agrícolas o a la ampliación de áreas con fines productivos.

Las quemas agrícolas casi siempre conllevan un alto riego de propiciar incendios, en razón de las escasas medidas preventivas adoptadas por los usuarios de la tierra para su ejecución. Las quemas que escapan al control y consumen coberturas no destinadas a arder, afectan especialmente a los bosques nativos y plantados, así como a los páramos y sabanas, ya que los procesos de desmonte, roza (tierra roturada y limpia para sembrar en ella) y quema, ocurren en sitios circundantes a ellos.

La mayoría de los incendios son causados por actividades con fines productivos, recreativos y de caza. En muy pocos casos se deben a agentes causales de orden natural como las tormentas eléctricas secas. Esto en particular ha sido documentado solo en las sabanas de la Orinoquia y el piedemonte Amazónico, regiones en las que se reporta la presencia de especies vegetales con claras adaptaciones al fuego.

 
 

Regiones y ecosistemas afectados

Los incendios de la cobertura vegetal en Colombia son recurrentes durante los periodos secos anuales y, tanto el área como la frecuencia de afectación, tienden al incremento en forma notoria, en especial en la región Andina, en la que afectan páramos, bosques húmedos andinos y áreas de plantaciones forestales, con causalidades asociadas a las necesidades de expansión y deficiencias en la educación ambiental de la población.

De manera muy particular es bueno resaltar el rango extremo superior que alcanzan las coberturas vegetales en esta región, el cual fluctúa entre los 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar, colocando muy seguramente los incendios ocurridos en estas coberturas como los eventos de fuego reportados a mayor altura sobre el nivel del mar a nivel global, que pueden ser catalogados como "incendios de alta montaña". Esta singularidad conlleva a consecuentes dificultades para la aplicación de muy buena parte de los procedimientos tanto de control como de supresión conocidos, situación ante lo cual la prevención cobra un valor preponderante, teniendo en cuenta que estos ecosistemas son de muy lenta recuperación, y son, a su vez, los responsables de la generación del mayor volumen de agua a nivel nacional,  posibilitando el sustento de muy buena parte de la población y centros de desarrollo económico del país.

En la región Caribe, las sabanas y bosques secos se afectan por fuegos no controlados que tienen origen en la preparación de terrenos y en actividades de caza de especies animales como la tortuga hicotea (Trachemys scripta) e iguana (Iguana sp.) que habitan los humedales, ciénagas y pantanos, lugares donde se concentran en ciertas épocas numerosas poblaciones. Entre estas áreas sobresalen las ciénagas de la depresión Momposina, La Mojana y el complejo cenagoso del Canal del Dique.

En la región de la Orinoquia, las sabanas son influenciadas por incendios recurrentes y de amplia extensión, principalmente en el periodo seco que se presenta de enero a marzo. Estas conflagraciones son ocasionadas por actividades de caza, pesca y renovación de pastizales.

En la región de la Amazonia colombiana, los incendios ocurren en el piedemonte Amazónico y en la serranía de la Macarena, por la intervención de los ecosistemas boscosos para la ampliación de la frontera agrícola.   Finalmente en la región del Pacífico norte -más concretamente en la llanura aluvial y fluvio lacustre del río Atrato, en las ciénagas de Tumaradó-Urabá antioqueño-, la vegetación ha sido afectada por incendios en condiciones de Fenómeno Cálido del Pacífico ¿El Niño¿, con episodios de fuego que han consumido coberturas vegetales ubicadas sobre humedales de importancia biológica excepcional: hábitat soporte de fauna residente y migratoria, dominadas por la especie "palma pangana" (Raphia taedifera).

Régimen de fuego nacional

Una aproximación al régimen general de incendios de las coberturas vegetales en Colombia, se caracteriza por la ocurrencia de eventos de fuego durante las temporadas secas anuales; la primera durante los meses de diciembre a marzo correspondientes a la primera época seca del año y la segunda en los meses de julio y agosto, correspondiente a la segunda época del año. Estos adicionalmente pueden intensificarse  ó atenuarse, tanto en número de eventos como en área total afectada, según sea la incidencia regional de los fenómenos El Niño y La Niña respectivamente, en intensidades que varían y son proporcionales a la magnitud de los fenómenos climáticos mencionados.

 
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